ALICANTE

HISTORIA






Va usted a visitar una ciudad con tres mil años de historia a sus espaldas. Para comprenderla mejor, no debe conocer tan sólo su realidad actual, sino también su pasado, así podrá profundizar un poco más en la idiosincrasia de esta ciudad y sus habitantes.
Los primeros núcleos habitados se localizaron en las laderas del monte Benacantil, ocupado hoy por el castillo de Santa Bárbara, que reunía condiciones privilegiadas por su proximidad al mar y altitud para un asentamiento seguro; aunque no se ha conservado vestigio alguno, seguramente hubo allí un poblado ibero. Otro foco estuvo en la zona de Benalúa donde se alzó una ciudad romana llamada Lucentum, que es el antecedente más inmediato de la urbe que hoy conocemos. También se han localizado poblamientos de la misma época en la Albufereta y Serra Grossa.
Con la llegada de los musulmanes se comenzó a conformar la actual ciudad al amparo del castillo. El que después sería Alfonso X el Sabio la conquistó en 1246 para la corona de Castilla. Fue en 1308 cuando Jaime I la incorporó al Reino de Valencia. En 1490 Fernando el Católico le otorgó el título de Ciudad.
Cien años después era el puerto natural de Castilla, lo que propició un activo comercio marítimo, merced al cual registró un gran florecimiento económico y un auge demográfico considerable que la llevaron a ser la tercera ciudad mercantil de España. No fue ajena a los avatares bélicos que han sacudido nuestras tierras a lo largo de su historia y, por su posición costera, todos los embates le llegaron por el mar.
En 1691, durante el reinado de Carlos II, la armada francesa la bombardeó durante siete días consecutivos. Sin casi tiempo para recuperarse, la ciudad se vió inmersa en la guerra de Sucesión. Tomó el bando de los borbones y sufrió la voladura de las defensas del castillo de Santa Bárbara por parte de los ingleses. Durante la guerra de la Independencia fue capital provisional del Reino al estar ocupada Valencia por el mariscal Suchet.
En el siglo XVIII inició su recuperación tras los desastres de las guerras. Pero fue en el XIX cuando Alicante comenzó el definitivo despegue. Con la llegada del ferrocarril (1858) su conexión con el centro de la Península aseguró la importancia portuaria que siempre le ha conferido un aire cosmopolita al estar la ciudad al borde mismo del mar y, por tanto, de los muelles.
Hoy Alicante es la segunda población de la Comunidad Valenciana, con 261.255 habitantes (1991). Capital de la provincia de su mismo nombre, lugar relevante de la Costa Blanca, tiene actualmente en el turismo uno de los pilares básicos de su economía.

Historia de Orihuela






Antecedentes históricos
Auriola para los romanos, Orcelis para los godos, Aurariola para los árabes, nuestros antepasados la llamaban en lemosín Oriola.Orihuela fue fundada por los griegos y según data la historia en otro tiempo estuvo en Hurchillo. De los cartagineses y africanos a los griegos, en tiempo de Lucio Scipión Africano y después de los romanos a los africanos en tiempos de Julio César. Como fue ganada por los Godos a los Romanos y por los moros a los cristianos. Como fue ganada años más tarde por los cristianos a los moros sin que se perdiese la santa fe católica sin que se destruyeran las iglesias construidas.En la historia se menciona como la única de España que resistió la invasión de los árabes, vencedores en Guadalete, Teodomiro se hizo fuerte en ella, y valiéndose de la estratagema de colocar a las mujeres en las murallas con cañas y lanzas y simulando barbas de sus cabellos sueltos, atemorizó al invasor y le obligó a firmar un tratado que salvó por un tiempo este trozo de tierra de la invasión mahometana.Una vez conquistada por los cristianos las mezquitas fueron bendecidas por mandato de Alfonso de Castilla, antes de pasar a ser de Aragón. Destruido por los árabes el pequeño reino de Teodomiro, la reconquistó el Rey de Aragón, Jaime I, y se la cedió a Alfonso el Sabio, rey de Castilla, quedando pocos años después incorporada a la corona aragonesa, formando su territorio lo que se llamaba "Coronilla de Aragón". El Rey de Castilla Pedro I el Cruel la sitió en 1359 y no la pudo rendir, sino de hambre y a los 12 años de sitio, durante los cuales los oriolanos la defendieron manteniendo abiertas las cuatros puertas de la murallas.Orihuela se libró del dominio castellano un año después. Pedro IV premió sus servicios eximiéndola de toda clase de tributos y otorgándole el lema, que ostenta, al estandarte de la villa, en 1380.El 11 de septiembre de 1437 fue elevada a rango de Ciudad por Alfonso V, el cual declaró nobles a todos sus habitantes, presentes y futuros. Los Reyes Católicos la visitaron en 1480 y celebraron en la iglesia de Santiago tres sesiones de Cortes para ultimar la conquista de Granada.Los gremios de los oficios se unieron en 1518 a la germanía de Valencia y acaudillados por el Notario Pedro Palomares, contribuyeron a la derrota del Virrey y de la nobleza de la capital, expulsando a la de aquí y apoderándose, en 1521 del gobierno de la ciudad. Las tropas que reunió el Marqués de los Vélez, unido a otros caballeros oriolanos, dieron al pueblo la Batalla de Bonanza en la que los gremios fueron vencidos y ahorcados y cruelmente descuartizados los principales jefes, sufriendo la ciudad las fuertes consecuencias de un saqueo que duró treinta días.Felipe II privó a la ciudad de muchos privilegios, la separó, de acuerdo con Roma, del Obispado de Cartagena y creó su Catedral y sede episcopal en 1564. En el siglo siguiente empezó la desmembración de su territorio. Al morir Carlos II el Hechizado y estallar la guerra de Sucesión, el Marqués de Rafal, la sublevó contra Felipe V, y otra vez las tropas del rey, acaudilladas por el obispo de Murcia, D. Luis Belluga, asaltan y saquean Orihuela en octubre de 1706. Cuatro años más tarde una chispa eléctrica incendió polvorín del castillo, quedando destruido.

Localizacion


D. Antonio Ferrer Monera





D. Antonio Ferrer Monera.
(1917 – 1985)


Nació un 21 de octubre de 1917 en Orihuela, provincia de Alicante en el levante español.
Hijo de Antonio y Paulina. Fue el cuarto de seis hermanos, ( Asunción, Josefina, Manuel, Concepción y Virtudes).
Acabados sus estudios primarios en esta provincia, decidió trasladarse a Salamanca para cursar los estudios de derecho, los cuales finalizó en el año 1945 licenciándose en esta rama.
El dia 6 de Febrero de 1949 fué nombrado alcalde de Orihuela, siendo elegido ese año como Presidente de honor junto al obispo García Goldáraz de la Semana Santa de esta ciudad.
Debido a su presidencia en la alcaldía y a sus ideas politicas fue condenado y enviado a prisión junto con Primo de Rivera.Fueron tiempos dificiles.Debido a este percance decidió abandonar su mandato.
Años mas tarde se trasladó a Murcia donde contrajo matrimonio con la señora Luisa Gomez. De esta unión nacieron tres hijos.
En esta ciudad se dedicó en cuerpo y alma a su profesión. Trabajando de abogado de C.N.S. Toda su vida fué afiliado a la Falange Española de las J.O.N.S.
En 1985, a los 68 años falleció en esta ciudad debido a una enfermedad coronaria que padecía desde hacia unos años.

Siempre será recordado con cariño, por todos los que tuvimos la gran suerte de conocerlo.









NUESTRA PROVINCIA EN EL RECUERDO: LA DIÓCESIS DE ORIHUELA


Tras el Pacto de Almizra, firmado por el infante Alfonso de Castilla (el futuro Alfonso X el Sabio) y por Jaime I de Aragón en 1244, la villa de Orihuela quedó incluída dentro de los dominios del entonces rey de Castilla, Fernando III el Santo. Y seis años después, con la restauración de la diócesis de Cartagena, fue adscrita a dicha ciudad.
No obstante, esta situación varió considerablemente a raíz de la conquista del reino de Murcia por parte de Jaime II entre 1296 y 1304. Las aludidas tierras de Orihuela pasaron a la soberanía de la Corona de Aragón, pero siguieron dependiendo eclesiásticamente del obispado de Cartagena, cuya sede había sido trasladada a la cercana ciudad de Murcia.Este desajuste entre los límites políticos y eclesiásticos fue el origen de una larga serie de tensiones y escándalos que enfrentaron a los vecinos de ambas poblaciones, y sirvió para que en Orihuela fuese surgiendo una idea que, con el paso de los años, y de los siglos, fue acaparando un mayor protagonismo en la mentalidad de sus habitantes: la necesidad de que su iglesia mayor, la del Salvador, adquiriese el rango catedralicio y encabezase una diócesis formada por los territorios del reino de Valencia.

Con estos propósitos, la villa buscó el apoyo de los monarcas de la Corona aragonesa, al tiempo que realizó diferentes gestiones ante los sucesivos pontífices. El primer paso lo dio en 1413 al lograr que Benedicto XIII (el Papa Luna), erigiese la iglesia del Salvador de arciprestal a colegial, categoría que era necesaria para que una iglesia pudiese ser promovida a la catedralía. Y el segundo en 1437, cuando por medio de un privilegio dado en Gaeta el 11 de septiembre, Alfonso V la distinguió con el privilegio de ciudad, condición sin la cual una población no podía aspirar a convertirse en cabeza de una diócesis.Además, en dicho documento, el Magnánimo prometió a los oriolanos que intentaría conseguir, tanto ante el papa Eugenio IV como ante el Concilio de Basilea, que la citada iglesia del Salvador fuese adornada con la silla episcopal. Y el monarca cumplió su promesa pues, a comienzos de 1442, los padres conciliares decidieron crear el obispado de Orihuela, desmembrándolo del de Cartagena.No obstante, la reacción del prelado y el cabildo de Cartagena fue fulminante, y junto a la intervención de la monarquía castellana, propiciaron que Eugenio IV anulara la erección episcopal mediante la bula del 11 de octubre de 1443.
Sin embargo, el fracaso de esta primera creación del obispado no desanimó a los oriolanos. Al contrario, siguieron realizando gestiones encaminadas al fin anhelado. Y esa tenacidad se plasmó en un nuevo avance. Aprovechando la política pactista de Enrique IV el Impotente de Castilla y la actitud favorable del prelado de Cartagena, Lope de Ribas, el 2 de julio de 1461 firmaron en Logroño una concordia que se tradujo en el establecimiento en Orihuela de un vicario general que habría de encargarse tanto de los aspectos espirituales como de los temporales que surgiesen en la gobernación.No obstante, tampoco pudo la Iglesia de Orihuela disfrutar de esta prerrogativa durante mucho tiempo, pues a la muerte del primer vicario general, Françés Prats, los obispos cartaginenses se negaron a nombrar a su sucesor, lo que provocó repetidas protestas oriolanas.No obstante, el fallecimiento de Isabel la Católica y la temporal separación de su esposo Fernando del gobierno de Castilla inclinaron al monarca aragonés a favorecer las aspiraciones de Orihuela de un modo tal que, a instancias de la ciudad, y con la intención de poner fin a los escándalos que cotidianamente se sucedían entre las poblaciones de Orihuela y Murcia, pidió directamente al sumo pontífice la segregación y creación del nuevo obispado.La consecuencia inmediata de las diligentes gestiones del monarca fue la segunda erección del obispado de Orihuela, según una bula dada por Julio II el 13 de mayo de 1510. No obstante, la segregación de Cartagena no fue completa, pues el escrito apostólico decretó la unión canónica de las iglesias de ambas sedes, y que ambas fuesen regidas y gobernadas por un mismo prelado.La reacción de la clerecía murciana no se hizo esperar. Con el favor del nuevo obispo, Mateo Lang de Wallenberg, electo el 1 de noviembre de 1512, intentaron que Julio II proveyese la revocación de la bula de erección. No tuvieron éxito ante este pontífice, por lo que tras su muerte prosiguieron las reclamaciones ante León X. Éste, en primer lugar, confirmó la creación del obispado de Orihuela el 27 de junio de 1515, pero finalmente, tras una investigación efectuada por el cardenal de los "Cuatro Santos Coronados", y que resultó negativa para los intereses oriolanos, decretó el 1 de abril de 1518 la revocación de la bula de Julio II.Orihuela no se resignó a perder por segunda ver su propio obispado y, oponiéndose de plano a la decisión del pontífice, comenzó una larga serie de apelaciones.No obstante, sus múltiples recursos fueron infructuosos. En 1525 los murcianos intentaron conseguir la sumisión de Orihuela, pero la actitud del gobernador del reino de Valencia más allá de Jijona, D. Pedro Maza de Lizana, lo impidió, y el pleito volvió a manos de Carlos I.Entre apelaciones pasaron tres años, hasta que los síndicos oriolanos consiguieron en las Cortes de Monzón de 1528 que el emperador permitiese llevar la causa a la Sede Apostólica. Allí, el año siguiente, Clemente VII realizó una nueva investigación, lo que hizo renacer las esperanzas oriolanas.No obstante, mientras las partes preparaban los compendios documentales para la defensa de sus respectivos derechos, el 15 de marzo de 1530 el pontífice expidió un nuevo breve revocatorio de la bula de Julio II. Y para darle pleno valor, la emperatriz Isabel, en ausencia de Carlos I, expidió unos mandatos ejecutoriales el 12 de agosto de 1531 para que el nuevo escrito apostólico fuese puesto en vigor. Y por fin, el 15 de junio de 1532, 22 años después, Orihuela volvió a la obediencia cartaginense.El fallecimiento del obispo de Cartagena, D. Esteban de Almeyda, el 23 de marzo de 1563, dejó vacante la citada sede, e hizo ver a las autoridades seglares y eclesiásticas de la ciudad que podía ser un momento muy adecuado para que el papa Pío IV proveyese la división del obispado de Cartagena y la fundación del de Orihuela.Teniendo en cuenta las circunstancias, enviaron a la corte al pavorde de la iglesia del Salvador, D. Diego Ferrández de Mesa, quien, siguiendo los consejos de Fernando de Loazes, le suplicó a Felipe II que le pidiese al citado pontífice que procediese a la creación del obispado de Orihuela, y que le asignase como diócesis las tierras del sur del Reino de Valencia.Después de escuchar las argumentaciones del embajador oriolano, Felipe II decidió enviarlo a Roma para que le pidiese de su parte a Pío IV que erigiese el obispado. Ferrández de Mesa logró que el papa aprobase el proyecto el 14 de julio de 1564, y dos meses después consiguió que le entregase las bulas, es decir, los documentos necesarios para que la fundación episcopal se hiciese oficial.
Tras un periplo por Europa y España, el 1 de mayo de 1565 se procedió a la lectura solemne de las bulas en la nueva Catedral del Salvador. Y alegres como nunca antes lo habían estado, los habitantes de la ciudad del Bajo Segura asistieron a la creación del obispado de Orihuela.Unos meses más tarde, el 22 de agosto de ese mismo año, y a suplicación de Felipe II, el papa Pío IV nombró al primer obispo de la nueva diócesis oriolana. El elegido para tal honor fue D. Gregorio Antonio Gallo de Andrade, un catedrático de Biblia de la Universidad de Salamanca, que había participado en el Concilio de Trento, y que además era el confesor de la reina Isabel de Valois, tercera esposa del Rey Prudente. Gallo tomó posesión del obispado el 23 de marzo de 1566.
info: Diócesis de Orihuela
fotos: Bula de Pio IV

San Juan

Tras pasar casi todos los veranos de su vidad en la playa de S. Juan, D. Antonio Ferrer guardaba con cariño ciertas fotografías tomadas de la playa que corrresponden de los años 30 en adelante, donde se puede observar la gran evolución en el sector inmobiliario en apenas unos cuantos años.

FOTOS PLAYA
La Playa de San Juan, desde el faro, en los años 30


La Playa de San Juan en los años 30. Al fondo, el Faro del Cabo de las Huertas

La carretera de la Playa de San Juan, en los años 40 Vista de la PLaya de San Juan en los años 40Construcción de chalets en 1942
La Playa de San Juan, en 1950, con el Hotel Costa Azul

Nuevas construcciones en la Playa de San Juan en 1960. Arriba, a la izquierda, el Hotel Sidi en plena construcción La Playa de San Juan en 1960
La Playa de San Juan en 1965
La Playa de San Juan en 1972